Las tres anatomías de la experiencia corporal

Octubre, 2018

Emilie Conrad, la inspiradora fundadora de Continuum, estableció en su obra tres distinciones en la experiencia corporal: la biológica/primordial, la personal/cultural y la cósmica. Estas distinciones no pretendían separar la experiencia, sino poner en relieve nuestra capacidad y facilidad para desplazarnos  y cambiar la atención entre los diferentes dominios  en conciencia.

Nos invitó a preguntarnos hasta qué punto nuestras vidas están atrapadas en nuestro apego a una visión a través de una lente cultural o personal. Cada uno de nosotros tiene una experiencia vital única basada en nuestras circunstancias particulares dictadas por nuestras familias de origen, nuestra cultura y nuestra individualidad física y emocional.

Aunque en ocasiones puede resultar eficaz ver y experimentar el mundo a través de nuestra lente individual, es crucial recordar que somos mucho más que nuestra biografía. Ella amplió la experiencia corporal de nuestro "yo" para incluir lo que llamó la anatomía primordial o biológica. Este ámbito es el mundo natural del cuerpo humano viviente y este campo básico fundamental es común a todos los humanos y es compartido en cierta medida por todos los seres vivos. Este es el mundo instintivo e innato de la función biológica, y la base primordial del crecimiento, el desarrollo, la curación, la adaptabilidad y el cambio.

Lo cósmico es, por definición, el "algo más grande" que sostiene todos los demás campos. Lo cósmico no es un sistema de creencias. Lo cósmico no es una opinión. Lo cósmico no es una religión o un camino espiritual específico. Existimos en un universo donde las partes están en relación con el todo, y el todo es inimaginablemente vasto. Lo cósmico abarca lo conocido, lo desconocido y lo incognoscible.

Cultivar la conciencia de estas diferentes experiencias corporales es un aspecto profundo y poderoso de la práctica del Continuum. Esta amplia conciencia nos permite "volar bajo el radar" de nuestras limitaciones y defensas habituales o "colarnos por la puerta de atrás", como solía decir Emilie, y tener una experiencia inesperada del vasto potencial de expresión de la vida creativa. Si el movimiento es lo que somos, no lo que hacemos, entonces debemos seguir siendo curiosos y preguntarnos: "¿dónde y cómo puede enriquecerse la expresión del movimiento en mi vida, en lo personal, en lo biológico, en lo cósmico?"

Lo llamó "Tres Anatomías" porque la gente tiende a utilizar excesivamente el sentido de su cuerpo físico, de su ser anatómico como punto de referencia para su identidad. Quizá haya más de tres anatomías. La cuestión es más importante que el número de esferas anatómicas que podamos contar. Estas tres son sólo modelos de nuestra experiencia, no el territorio real. Si todas las personas pudieran ampliar su conciencia para incluir conscientemente las tres anatomías, y elegir cuál de ellas, si es que alguna, necesita ser atendida, entonces existiríamos en un estado de posibilidad infinita que ella llamó ser "un virtuoso de la banda ancha".