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La imaginación y la respiración

La imaginación y la respiración
En este poema onírico en prosa, Cory evoca la sensualidad de la respiración encarnada y relacional.

Mayo, 2019

Imagina que eres un artista de la respiración, un maestro. A una edad temprana quedaste encantado con la sensación y el placer de la respiración, y desde entonces has estado prestando atenci
Imagina que eres un artista de la respiración, un maestro. A una edad temprana quedaste encantado con la sensación y el placer de la respiración, y desde entonces has estado prestando atención a la respiración, y ella te ha estado atendiendo a ti, con afecto consciente. Imagina que has pasado tu vida estudiando la ciencia de la respiración, las prácticas respiratorias de muchas tradiciones religiosas, y has creado la tuya propia. Sientes el inicio exacto de cada inhalación, la mano del espíritu de la vida entra en ti y te acaricia; tus pulmones se abren a la esfera en el pecho, la espalda, los costados y el vientre mientras montas la respiración hasta su punto máximo, te suspendes y flotas inmóvil, antes de deslizarte por la exhalación hasta su lugar de reposo en otra quietud momentánea antes de volver a subir. Experimentas la respiración como las olas del océano que se elevan y vuelven a posarse suavemente sobre tu balsa. Sabes que no hay dos respiraciones iguales y te cuesta perder una.

Imagina que has conocido el aliento desde un alto acantilado ventoso con vistas al océano de cúpula blanca, que has caminado con él por exuberantes tierras bajas de helechos, y que has llegado a la quietud con el aliento en la ciudad aplastada y en movimiento. Lo has recordado bajo cielos de mediodía, de luna y de mañana, y te has sentido compartirlo con robles y amantes. Sientes curiosidad por el olor de las cosas y eres un conocedor de las hojas secas, el sándalo, la canela y el almizcle. Vienes a respirar al dormir y a veces, al despertar en la cama mucho antes que el sol, cuando un sueño une los mundos; ofreces a tu aliento y a ti mismo una mano abierta que sube, baja y descansa sobre la piel de tu pecho lleno de corazón.

Has estado presente para respirar tanto en el dolor como en la alegría. Para ti, la respiración es una onda sinusoidal entre la tierra y el cielo en la que te transportas. Inunda tus pulmones, tu corazón y tu alma en igual medida. Sois buenos amigos.

Un día, disfrutando de un tiempo con una amiga humana, y después de un poco de silencio, ella se inclina cerca de tu oído y te susurra:

"Tu respiración, es exquisita".

Deja que eso se asimile por un momento y luego considera esta pregunta:

¿Cómo estarías respirando para provocar esa respuesta?

Responde con esa misma respiración.
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