La semilla de su enfoque fue creciendo gracias al hambre de explorar el alcance de la existencia humana más allá de las fronteras culturales. Desde una edad temprana, el movimiento se convirtió en la vía para esta experiencia. 

Emilie creció en Nueva York y estudió danza con algunos de los pioneros de la década de los 1950. Una oportunidad de enseñar la llevó a Haití, donde fue testigo del movimiento ondulante de sus danzas y oraciónes. Este movimiento "fluido" se convirtió en el tema central de su exploración y de la creación de lo que ahora llamamos Continuum. 

Emilie era una portadora de la verdad. Con su mente brillante, sinergética y curiosa, mostró la locura de nuestro tiempo, oculta a plena vista. Nos invitó a salir del  trajín cultural y a conocer nuestro derecho de nacimiento a formar parte de la gran orquestación de la vida en su expresión más básica: la de la inteligencia fluida en nuestros propios cuerpos.

Su carácter combativo y apasionado hizo mella en todos los que trabajaron y estudiaron con ella. Nunca se hizo pasar por gurú ni prometió ningún resultado de esta práctica. Más bien se aferraron tenazmente ella misma y todos sus estudiantes a la búsqueda continua de vivir en la plenitud de la naturaleza en evolución, abrazando lo desconocido y los cambios constantes que la vida persiste en crear.

Tanto el dolor de la vida como su exquisita ternura formaban parte del tapiz. Fue una enseñanza para avanzar con valor y con los ojos bien abiertos. Nos condujo al misterio de nuestro propio desarrollo y su sed de los lugares profundos de la sabiduría era contagiosa.

Enseñaba por transmisión, revelando a través de su propio movimiento una complejidad y potencia más allá de las palabras. Su increíble capacidad de percepción somática le permitía viajar en las profundidades de cualquier experiencia. Cuando ella se encontraba a su lado sin juzgarlos, sus alumnos se sentían sostenidos entre las sombras y las mareas de la nueva conciencia recién surgida. 

A lo largo de las cuatro décadas de desarrollo del Continuum, autorizó a más de 90 personas a dar clases. Nuestra comunidad se extiende ahora por todo el mundo. Deseamos transmitir su legado visionario para que otros puedan conocer esta vía de curación que honra al reino humano y animal, al planeta como entidad viva y a los elementos invisibles y tangibles que forman parte de la inteligencia de la vida en su eterno retorno. Conocer el Continuum es conocer la capacidad de tu propio cuerpo para cobrar vida en el momento presente con la vitalidad del comprometerse en este baile.